Es una prueba que mide la función pulmonar, mediante la evaluación de la superficie disponible de intercambio gaseoso en cada paciente. Junto con la espirometría son los pilares más importantes en la evaluación funcional respiratoria de un paciente.  Es imprescindible en pacientes con cualquier tipo de enfermedades pulmonares, en pacientes que van a ser sometidos a quimioterapia con potencial efecto toxico pulmonar, en candidatos a cirugía bariátrica, pacientes reumáticos con afectación pulmonar, entre otros.